martes, 11 de febrero de 2014

Quien me enseñó a amar?

Le encontramos significado a nuestra vida cuando reconocemos en ella alegría, sentido para vivirla y eficiencia en lo que hacemos, todo ello trae consigo agradecimiento por todo y en todo momento. Yo llamaría a esto: AMARME.

Cuando buscamos fuera de nosotros alegría, resentimos porque nadie nos la provee. Cuando buscamos sentido para vivir nuestra propia vida fuera de nosotros, culpamos y esa culpa comienza desde y con la figura que recordemos de nuestro árbol genealógico o con quienes se han cruzado en nuestro camino. Lo mismo sucede cuando la ineficiencia nos consume, hasta el país tiene la culpa, nunca nosotros.

Quién nos enseñó a jugar?
Quién nos enseñó a enamorarnos?
Uso con frecuencia estas dos preguntas cuando explico el cómo meditar, igualmente es aplicable hoy: lo que necesitamos es atención focalizada en querer, querer ser felices dejando los apegos para que haya alegría, no sabemos cuánto tiempo nos queda de vida y siempre podremos conseguirle sentido para vivirla y ser eficientes en lo que nos parezca que nos complace.

En esta semana del amor deberíamos concienzar la importancia del mandato divino: amar al otro COMO a nosotros mismos. Será esto egoismo? es la primera pregunta que me hacen al respecto y respondo categóricamente: no puedes dar lo que no tienes.

Amo a mis hijos porque aprendí a amarme, de otra forma lloraría por todo acontecimiento que no satisfaga mis expectativas como madre.

Amo a mi esposo porque aprendí a amarme, de otra forma, probablemente no estaríamos juntos, ni El piensa como yo ni yo pienso como El, es mi compañero de vida y nos retribuimos mutuamente con lo que tenemos para darnos.

Amé a mis padres porque aprendí a amarme primero y cuando en su momento decidieron dejar este plano, entendí que era su momento y no el mío y así dejar de protagonizar un dolor que supuestamente no termina.

En este capítulo del amor siempre se destaca el ego que sería un capítulo aparte; aunque me permito citar:

1. cuando se refieren a nuestros hijos para bien, se parecen a nosotros y alardeamos de cómo los educamos, etc. que sucede cuando lo que recibimos es críticas sobre ellos?

2. cuando nos referimos a nuestra pareja, las quejas llenan un listado de páginas de nunca acabar y si le preguntamos al otro, que listado tendrá? igual o peor?

3. cuando nos referimos a nuestros padres, podriamos tener el valor de preguntarnos o preguntarles, si viven, en qué los decepcionamos?

Puedo decir con propiedad que amarnos nos ayuda a entender que cada uno en particular, tenga con nosotros el parentesco que tenga, debe responsabilizarse de vivir esta única vida que tenemos de la mejor manera y de acuerdo a los parámetros espirituales.

Helen Vettor.


jueves, 6 de febrero de 2014

Sigue siendo la misma propuesta desde el 2000.



 
En estos momentos difíciles para nosotros como venezolanos y como consecuencia, como seres humanos, muchos, por no decir la mayoría, seguimos buscando la solución en un líder, alguien que se levante de repente y nos traiga la solución. La decepción y frustración que nos causa el pasar de los días y ver nuestra esperanza pisoteada por quien ostenta ilegalmente el poder sobre nosotros nos inhabilita a pensar con claridad, probablemente.

Qué es lo que está sucediendo?
En lo natural e indudablemente lo que vemos con nuestros ojos, y lo cual comento en el párrafo anterior. En lo espiritual, y mucho más importante, la decepción y la frustración también la siente quien nos creó, tiene la esperanza puesta en nosotros para que reaccionemos en defensa de nuestra nación.
Hasta la creación misma gime esperando por nosotros.

Estamos cansados de marchar, de oír los líderes de oposición decir siempre lo mismo, de su boca sale el mismo canto que de la boca del oficialismo con notas diferentes pero la sustancia es la misma. Hemos llegado al punto de desespero, si, pero dentro de cada uno de los venezolanos hay depresión y al despertarnos en la mañana, no sentimos la ilusión que se despierta en cada corazón al sentirse motivado.

Cómo solucionar?
Mi planteamiento es el siguiente:
No hemos logrado nada en lo natural, probemos en lo espiritual.
Está demostrado que somos seres emocionales, nuestras emociones gobiernan nuestros sentidos y ellos, a nuestro cuerpo. Las emociones son nuestros espíritus; por lo tanto, no las vemos, no las sabemos gobernar.
Continuamente repetimos el tan trillado “cancelado”, “transmutado” y nada sucede. Porque? Porque seguimos creando en nuestra mente, con nuestros pensamientos, lo que reflejamos fuera. Por ejemplo, de nuestros labios sale un “ojalá se vaya” o un “claro que se va” pero la emoción del miedo nos hace seguir pensando en un “y si no se va?” ¿y si se queda hasta?. . . . ” y en esos nuestros pensamientos es donde creamos para nuestro destino, es donde están todos los elementos que contribuyen a un fin.

Gandhi dijo: Vigila tus pensamientos porque ellos se convierten en palabras. Vigila tus palabras porque ellas se convierten en acciones. Vigila tus acciones porque ellas se convierten en hábitos. Vigila tus hábitos porque ellos se convierten en tu destino, y es tan cierto, ciertisimo, somos creadores porque esa es nuestra naturaleza y en este momento estamos creando para nuestro perjuicio.

Repito, cómo solucionar?
Propongo comencemos a crear desde nuestra naturaleza creadora, nuestra naturaleza divina, insistiendo continuamente en vigilar nuestros pensamientos para que siempre estén creando a nuestro favor. Propongo reunirnos para sanar esos nuestros pensamientos negativos que nos mantienen donde estamos. Tenemos promesas en lo espiritual para que seamos participantes de esa naturaleza divina.

Esta ha sido mi propuesta desde el principio, creímos que eran las marchas y que debíamos participar en política, no resultó. Fabricamos una torre de babel y sucedió lo mismo, nos disgregó nuestro Creador porque estamos obteniendo con ello las mismas consecuencias de aquellos que lo hicieron primero, la falsa unidad trae como consecuencia eso, precisamente, falta de unidad verdadera. Existe un SOLO DIOS CREADOR y nos marcó unos parámetros por los cuales regirnos y el primero de ellos es vivir en espíritu, o sea, conscientes de nuestra naturaleza espiritual, bajo esa naturaleza tenemos unos lineamientos que nos permiten triunfar desde lo invisible a lo visible. No tiene nada que ver con religión, lo hemos comprobado y visto con nuestros ojos que no nos ha resultado todo lo que hemos hecho.

Somos seres naturalmente sobrenaturales, emocionales o espirituales; por lo tanto, pido te unas a esta propuesta, creyendo. Fíjate, al principio, en mis primeros manifiestos, nadie me creyó, hasta ahora no me han creído, ni aún los hermanos de Jesús le creían a El tampoco, solo hasta que se convirtió en el “Cristo”. La propuesta de Jesús no fue religiosa, la propuesta fue hacia un “cambio de estructura pensante”, a Jesús lo mató la religión, no le creían, pero fue El quien dividió la historia y su mensaje de “buenas nuevas” sigue hasta hoy.No olvidemos que mataban al mensajero si traía malas noticias.

Esta propuesta, igualmente, no tiene que ver con religión, tiene que ver con un cambio de estructura pensante, nada nos cuesta hacer este intento y si vamos viendo resultados, eso nos animará.

Ese Jesús, quien cambió la historia al convertirse en Cristo, es mi líder espiritual, ningún otro te brinda tanta seguridad en lo natural como en lo espiritual, sigo sus lineamientos y a pesar de lo que vivimos, estoy confiada que a mí, nada me sucederá. Si todos nos unimos y nos prometemos a nosotros mismos, por nosotros y por los nuestros, que no permitiremos ni un pensamiento negativo, te aseguro que veremos los resultados.

Escríbeme cuando hayas logrado pasar una hora sin tener un pensamiento negativo, cuando hayas logrado dos y así sucesivamente, así yo sabré cuantos están conmigo en esta lucha espiritual y podré reclamar desde mi embajada espiritual a mi Superior y veremos en lo natural que se desmoronará el parapeto político que nos atormenta. Quienes sabemos de guerra espiritual, usaremos las armas de nuestra milicia.



Helen Vettor
Septiembre 20, 2007.

martes, 4 de febrero de 2014

Juzgar vs. coherencia = ecuanimidad.



QUE ES LA ECUANIMIDAD!?

La ecuanimidad es una poderosa energía de precisión, cordura, armonía y equilibrio. Es imparcialidad, respuesta proporcionada, medio justo, ánimo estable ante las vicisitudes o adversidades, mente firme e imperturbable ante el elogio o el insulto, la ganancia o la pérdida, lo agradable y lo desagradable.

Una persona espiritual usa su mente como un espejo. No se aferra a nada ni rechaza nada. Recibe, pero no conserva. Un espejo refleja innumerables imágenes, pero se mantiene intacto. Existe una actitud que dirige su atención hacia donde necesita, pero que, al igual que el espejo, no hace perder la propia estabilidad interior. Pero la ecuanimidad es también compasión, pues nunca es frialdad, desinterés o falta de sensibilidad. Es la visión equilibrada y clara que pone las cosas en su lugar y sabe ver, en el fondo de los eventos y fenómenos, la acción de las leyes de la naturaleza. La ecuanimidad surge al asumir conscientemente lo inevitable sin que el ánimo se turbe. Todo fluye, todo se modifica, todo cambia. En realidad, a la larga, nada permanece. La persona ecuánime comprende esta verdad, por eso mantiene el ánimo sosegado aún en las circunstancias más difíciles.

Ecuanimidad es vivir en el presente, libre del pasado y del futuro y sin reaccionar con avidez o aversión. El placer y el sufrimiento se alternan e incluso se producen simultáneamente. La ecuanimidad nace cuando uno no se aferra a lo agradable y no añade sufrimiento a lo desagradable. Las sensaciones surgen y se desvanecen, es su dinámica natural, como es la dinámica de esta Vida pasar.

Se vive ecuánimemente cuando se reconoce, en toda su profundidad, lo que significa dejar que ocurran las cosas. Esto significa vivir en una vasta quietud mental, en una calma radiante que permite estar plenamente presentes en todas las distintas experiencias cambiantes que constituyen el mundo y la Vida. La ecuanimidad es tolerar el misterio de las cosas, no juzgar, sino permitir un equilibrio interior que permite acoger lo que sucede, sea lo que fuere. Esta aceptación constituye la fuente de la propia seguridad y confianza.

Cuando una persona considera cada vez más experiencias como inaceptables para sentirlas o conocerlas, la existencia se le vuelve progresivamente más reducida, más limitada. Cuando se vive abierto para experimentar todo, se puede encontrar en esa aceptación la confianza y la certidumbre que tantas personas buscan a través del rechazo del cambio. Entonces uno aprende a relacionarse plenamente con la Vida, incluyendo a su inseguridad. En vez de hundirnos en las reacciones inconscientes observamos todo lo que nos sucede y obramos de una forma adecuada.

Al ser ecuánime una persona se desplaza desde la pugna por controlar todo lo que sobreviene en la existencia a la sencilla y verdadera vinculación con todo lo que existe. Tiene una perspectiva totalmente diferente de la Vida pues, por lo general, el ser humano vive en un nivel de rechazo que la debilita profundamente.

La ecuanimidad surge también cuando se ve la ilusión del ego. Si no se comprende el hecho de que el ego ocasiona todo ajetreo, confusión y sufrimiento, no se puede ejercer una verdadera ecuanimidad. Se podrá suprimir la ansiedad y la inquietud pero no se vivirá la imperturbabilidad, el equilibrio y aplomo que se llama ecuanimidad. La consciencia y el conocimiento son la base de la ecuanimidad.

La ecuanimidad nace en por la comprensión, nace cuando se da su verdadero valor a todas las cosas. Ser ignorante es dar falsos valores a los diferentes aspectos que componen la Vida, y supone alejarse de la ecuanimidad y de la espiritualidad.
 
La práctica de la ecuanimidad consiste en llegar a conocer en toda su hondura lo que significa dejar pasar.
 Es habitar en una vasta quietud mental, una calma radiante que nos permite estar plenamente presentes con todas las distintas experiencias cambiantes que constituyen nuestro mundo y nuestra vida.
Es tolerar el misterio de las cosas: no juzgar sino cultivar un equilibrio de la mente que permita acoger lo que sucede, sea lo que fuere. Esta aceptación constituye la fuente de nuestra seguridad y de nuestra confianza. 

 Nos desplazamos desde la pugna (desde el juicio) por controlar todo lo que sobreviene en la existencia al simple deseo de vincularnos verdaderamente con todo lo que existe. Se trata de un cambio radical en nuestra opción fundamental pues, por lo general, vivimos en un nivel de rechazo que nos debilita.

Cuando definimos cada vez más experiencias como inaceptables para sentirlas o conocerlas, la existencia se vuelve progresivamente más reducida, más limitada. Cuando nos mostramos dispuestos a experimentar todo, podemos hallar en esa aceptación la confianza y certidumbre que antaño buscamos a través del rechazo del cambio. Aprendemos a relacionarnos plenamente con la vida, incluyendo su inseguridad.

 
La ecuanimidad nace por la comprensión: dar su verdadero valor a todas las cosas. Ser ignorante es dar falsos valores.

domingo, 2 de febrero de 2014





Antes que tu cerebro fuera tu mente ya era.
Antes que tu mente fuera tu alma ya era.
Antes que tu alma fuera tu espíritu ya era.
Antes que tu espíritu fuera Dios ya era, es y será sin principio ni fin.
Como espíritu de Dios provienes.
Como alma por tu espíritu eres regido.
Como mente de tu alma provienes.
                                                      
Cuando fuimos espermatozoide y en complicidad divina fecundamos, allí empezó nuestra vida, nuestra historia. Todo lo que oímos en el vientre de nuestra madre comenzó a formar parte de nosotros, el ejemplo de nuestra familia, amigos cercanos, etc.

Hoy somos producto de una sumatoria genética aunada a acontecimientos previstos e imprevistos; teniendo además, el gran regalo de la ciencia que día tras día nos explica cómo funcionamos, cómo es nuestro comportamiento físico, mental y espiritual, podría decir que no tenemos excusas para seguir negándonos a un cambio que nos satisfaga este tránsito de nuestra propia vida.

Quienes me conocen de tantos años saben que mi énfasis es el Espíritu, nuestro espíritu humano unido al TODO, al único Dios de donde procedemos quien es Espíritu y lo llena todo.

Cómo fué que empezamos a creernos seres independientes? Controlamos acaso nuestro torrente sanguineo?, podemos decirle a la gravedad cuando de ella necesitamos en determinados momentos, o acaso podemos controlar cuánto oxigeno entra a nuestra sangre y seguir viviendo? 

Nuestro génesis, nuestro principio es espíritu, nuestra alma es regída de acuerdo al espíritu que tenemos y nuestra mente es consecuencia de lo que alimentamos nuestro diario vivir. 

El conocimiento espiritual también abunda hoy y me atrevo a preguntarte, te ha sido efectivo?. Repito, me atrevo a preguntar para invitarte a una reflexión, no se trata de comparar, se trata de optimizar nuestra propia vida y como señalo arriba, soy el producto final de lo que acepto como espíritu?, como alma?, como cuerpo?.

Comparte conmigo tus comentarios y si quieres hacerlo en privado, escríbeme a mi correo: helenvettor2013@gmail.com y te invito nuevamente a leer mi blog que estoy segura te gustará.

Helen Vettor.