Le encontramos significado a nuestra vida cuando reconocemos en ella alegría, sentido para vivirla y eficiencia en lo que hacemos, todo ello trae consigo agradecimiento por todo y en todo momento. Yo llamaría a esto: AMARME.
Cuando buscamos fuera de nosotros alegría, resentimos porque nadie nos la provee. Cuando buscamos sentido para vivir nuestra propia vida fuera de nosotros, culpamos y esa culpa comienza desde y con la figura que recordemos de nuestro árbol genealógico o con quienes se han cruzado en nuestro camino. Lo mismo sucede cuando la ineficiencia nos consume, hasta el país tiene la culpa, nunca nosotros.
Quién nos enseñó a jugar?
Quién nos enseñó a enamorarnos?
Uso con frecuencia estas dos preguntas cuando explico el cómo meditar, igualmente es aplicable hoy: lo que necesitamos es atención focalizada en querer, querer ser felices dejando los apegos para que haya alegría, no sabemos cuánto tiempo nos queda de vida y siempre podremos conseguirle sentido para vivirla y ser eficientes en lo que nos parezca que nos complace.
En esta semana del amor deberíamos concienzar la importancia del mandato divino: amar al otro COMO a nosotros mismos. Será esto egoismo? es la primera pregunta que me hacen al respecto y respondo categóricamente: no puedes dar lo que no tienes.
Amo a mis hijos porque aprendí a amarme, de otra forma lloraría por todo acontecimiento que no satisfaga mis expectativas como madre.
Amo a mi esposo porque aprendí a amarme, de otra forma, probablemente no estaríamos juntos, ni El piensa como yo ni yo pienso como El, es mi compañero de vida y nos retribuimos mutuamente con lo que tenemos para darnos.
Amé a mis padres porque aprendí a amarme primero y cuando en su momento decidieron dejar este plano, entendí que era su momento y no el mío y así dejar de protagonizar un dolor que supuestamente no termina.
En este capítulo del amor siempre se destaca el ego que sería un capítulo aparte; aunque me permito citar:
1. cuando se refieren a nuestros hijos para bien, se parecen a nosotros y alardeamos de cómo los educamos, etc. que sucede cuando lo que recibimos es críticas sobre ellos?
2. cuando nos referimos a nuestra pareja, las quejas llenan un listado de páginas de nunca acabar y si le preguntamos al otro, que listado tendrá? igual o peor?
3. cuando nos referimos a nuestros padres, podriamos tener el valor de preguntarnos o preguntarles, si viven, en qué los decepcionamos?
Puedo decir con propiedad que amarnos nos ayuda a entender que cada uno en particular, tenga con nosotros el parentesco que tenga, debe responsabilizarse de vivir esta única vida que tenemos de la mejor manera y de acuerdo a los parámetros espirituales.
Helen Vettor.