Así como todo en la vida tiene sus etapas de desarrollo:
la semilla al ser sembrada, germina, crece el árbol y da fruto. Un niño al nacer primero se da la vuelta, se
sienta, gatea, camina y corre. Igual en el espíritu tenemos etapas de desarrollo
que debemos ir quemando: nacer de nuevo, renacer, entender, aplicar, adquirir
conocimiento, etc.
La metodología debería ser la siguiente: cambiar de
forma radical en el espíritu, para poder cambiar emocionalmente y por último,
físicamente.
De una aptitud equivocada, de un mal hábito
emocional a un nuevo carácter, una nueva actitud, un nuevo ser.
Dejando atrás los motivos erróneos, enfocándonos a
ser proactivos, trabajando bajo estímulo y respuesta. Es un desarrollo
paulatino, es un proceso, debemos ser pacientes, estar abiertos y desear
comprender, el estímulo lo vamos adquiriendo con el conocimiento. Más
conocimiento, más estimulo, más respuesta = grandes cambios en lo natural.
PRIMER DIA
Cambio de tu primer hábito, siguiendo las leyes de
la genética divina (hechos a su imagen y semejanza) y permitiendo que estas
leyes se manifiesten en ti como se han impuesto al mundo.
El significado de crear del hebreo al español, además de su significado conocido, nos deja
ver su connotación en crear como tallar, formar, modelar, como arreglar lo
hecho. quitarnos lo que nos sobra, arreglar este pequeño cosmos ya hecho,
decidir en nuestro libre albedrío y como universo particular, a conciencia, de
adentro hacia fuera, tallarnos, crearnos nuestra personalidad, nuestro carácter,
controlar nuestros pensamientos.
SEGUNDO DIA.
Introduciendo orden en el caos. Aceptar con un fin
en mente, con el firme propósito de ordenar. Analizar que tipo de organización
tenemos en nuestro cosmos individual, si estamos definidos y si nuestra
efectividad nos complace. En nuestro proceso de renacer no debemos permitir
desorden.
Debemos ser proactivos, todo en el universo circula,
nada se estanca. (torrente sanguíneo, mares, ríos, etc.), lo que se estanca se
pudre.
En este segundo paso debemos permitir la gestación de
este nuevo propósito de vida en nosotros; así como es el proceso de madurez de
un feto y lograr así dar a luz una nueva criatura.
Para introducir orden en el caos debemos reconocer
dónde estamos fallando, para arreglar nuestra casa espiritual necesitamos conocimiento,
tinieblas significa la ignorancia espiritual predominando en nuestra vida,
mientras que el Espíritu nos busca, nos llama, nos impulsa al cambio y es
nuestra decisión nacer.
TERCER DIA
Habiendo analizado, aceptado y decidido empezar el
cambio, debemos hacerlo con un fin en mente, predeterminados al triunfo, al
logro total, así como el primer mandato divino dio inicio al proceso de
transformar el caos:
Sea la luz, el conocimiento, adquiriendo
herramientas para dejar atrás la ignorancia, separando luz de tinieblas.
Cuál es la gran importancia del conocimiento? Conociendo
la verdad nos hacemos libres porque bajo el estimulo del espíritu obtenemos
respuesta de todo lo que está oculto en tinieblas igual ignorancia espiritual.
En mí produjo gran libertad conocer el verdadero
significado de las palabras que en ignorancia de ello me señalaban culpable sin
serlo.
Ese conocimiento, esa luz focalizada y específica
que sana nuestros recuerdos bajo la luz del perdón trabajándolo no solo como
técnica sicológica, sino de una manera más profunda, espiritual, enfatizando
nuestra definición en el nuevo ser borraría todo evento traumático que ha
dejado huella en nuestra vida con efecto impresionador y ha causado amargura,
susceptibilidad, una vez identificado debe salir de nuestro ser interno.
CUARTO DIA.
Separar lo bueno de lo malo, estableciendo
prioridades, nuestra grandeza primaria y secundaria, identificado el poder de
un paradigma podremos solucionar, el modo en que vemos el problema, así es.
Nuestros intereses y nuestros objetivos de acuerdo a
nuestros sentidos dejan de tener la importancia que le hemos dado hasta hoy al
entender que la grandeza primaria viene desde el espíritu.
Cómo funciona?
Nos gusta recibir reconocimientos, cuando
identificamos el poder de ese paradigma en nosotros lo manejamos desde la
perspectiva divina, dar sin esperar nada a cambio y el placer es aún mayor
porque igual recibimos, es una ley espiritual, quien da, recibe.
Nuestros pensamientos nos dominan. Ese razonamiento
interior, ese diálogo interno, nuestras inquietudes más íntimas referentes a
preguntas mentales, opiniones diversas, esa eterna deliberación con nosotros
mismos, es lo que denomino ESTRUCTURA PENSANTE.
QUINTO DIA
Hora de empezar a producir, proactivos. Siguiendo el
mandato divino de producir bajo el conocimiento de las leyes espirituales.
Como es lo natural es lo espiritual
Sembrando para cosechar según la especie que
siembre.
No critico para no ser juzgado o criticado de la
misma manera que lo hago.
No odio para no ser rechazado, soy amable para ser
querido, aceptado.
Dios ordenó a la tierra que produjese hierba verde y
la tierra obedeció hasta hoy. Cielos y mares igualmente con su potencial
creativo han dado vida a su reino. Que ha pasado con la raza inteligente? Por
tener libre albedrío (poder de decisión)
le hemos fallado a nuestro Creador.
SEXTO DIA
Entendiendo la
evolución espiritual y camino a la perfección, de manera
responsable
decidiremos internamente que depende solo de nosotros convertirnos en corona de
la Creación.
Debemos seguir
adquiriendo conocimiento, aprendiendo, madurando, aplicando y actualizándonos.
Somos espíritu, alma y cuerpo hechos el sexto día de la creación, somos el
número seis en espíritu, seis en alma, seis en cuerpo, cuando le damos acceso
al mal, predomina en nosotros la señal anticristiana (666).
SEPTIMO DIA
Llegó el momento de descansar a conciencia
permitiéndole a nuestra Fuente Creadora que gobierne en nosotros desde la
matriz operacional, a través de su Espíritu a nuestro espíritu humano.
Confío que la explicación de este ejercicio te
permita analizar tu vida para un solo fin: lograr tu felicidad tanto interna
como externa, tu realización personal depende solo de ti, no hay magia en esto,
solo se necesita ser responsable. La madurez nos llega por aceptación de
responsabilidades. Ser hijos maduros en el espíritu es una decisión personal y
muy particular.
Helen Vettor.