De acuerdo a
la teoría creacionista la humanidad fue diseñada el sexto día y en sus
componentes particulares se dividió en cuerpo hecho el día seis (6), alma hecha
el día seis (6) y espíritu igualmente el día seis (6). En un conjunto 666.
Jesús al
nacer fue llamado Jesús, no Jesucristo, Cristo significa Mesías, Jesús decidió
llevar a cabo esa misión mesiánica convirtiéndose en el Mesías, en el Cristo.
Su propósito lo consiguió plenamente y en todos los concilios se decidió dejar
a Jesucristo como el único líder espiritual que dividió la historia.
Sus
enseñanzas dirigidas hacia la autoestima, la resiliencia, la incondicionalidad,
la estabilidad emocional relucen hoy con un brillo y un respaldo científico que
me entusiasma y hace estremecer hasta la fibra más recóndita de mi ser.
Todos los
que a finales de los 80, principio de los 90 atendimos el despertar espiritual
en su momento, vemos más allá de propuestas filosóficas o religiosas para
entender la espiritualidad planteada por Jesús a quien precisamente
crucificaron por hacer esos planteamientos de cambio vanguardistas,
innovadores.
Cuando
leemos libros escritos por científicos que luchan por estos cambios hoy, la mayoría deja ver que pasó por la
experiencia de leer libros espirituales para llegar a conclusiones alentadores
hacia logros personales de naturaleza espiritual.
Si hoy la
ciencia nos señala que vigilemos nuestros pensamientos porque son de naturaleza
creadora y tienen la habilidad por decirlo de manera práctica de encuerpar,
somatizar lo pensado, me atrevo a afirmar que tal cual ayer, hoy tenemos una
conducta de anticristo al permitir que
lo negativo tenga repercusión de manera drástica en nosotros.
Nuestra
propia naturaleza 666 sabotea nuestro bien.
Helen Vettor.
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