Esta ley mental es inquebrantable si queremos recibir lo mismo a
cambio y tener un real progreso espiritual. No es un chance por misericordia,
es vital por nosotros mismos, la diferencia la sentimos nosotros, de otra
manera queda el resentimiento, rabia, o condenación, deseos de venganza, reconocidas esas emociones como
los eslabones de la cadena que cerca nuestra alma.
Todo esto tiene un fuerte
contenido emocional que nadie sospecha y acelera nuestros problemas y nos lo
remachan con angustia. Perdonar no significa hacer una alfombrita de nuestros sentimientos,
perdonar es el perfecto equilibrio de las otras leyes (sustitución, práctica, ley de los dos factores, relajación, actividad del subconsciente, etc.).
Tenemos que pelear nuestras propias batallas a nivel espiritual, emocional. No importa si
olvidamos o no, igual tenemos
memoria, es una decisión, una crisis de nuestra voluntad:
PERDONAR ES CESAR DE ENSAYAR LA LISTA DE OFENSAS para que venga el
olvido.
Perdón viene de per = regalo, don = intensidad, es el mejor regalo que podemos darnos.
Tiene tres (3) raíces:
Perdonar a nuestra manera, de la manera física o
humana, condicionando.
Perdonar remitiendo o despachando, soltando el
perdón para beneficio nuestro, que es la manera ideal.
Perdonar expiando o sacrificándote, aprendida desde la religión, con mucho sufrimiento y con restos de culpa que no se van.
El benefício es solo nuestro, solo para nuestro consumo, cuando quieras trabajar el perdón, comunícate conmigo.
Helen Vettor.
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